Artículo mayo 2023

Jóvenes Correcaminos: Agentes de cambio naturales

Dr. Roberto Aristeo Contreras Zárate

Estimados docentes de la Universidad Politécnica de Guanajuato:

En esta intervención hacia los docentes como personas insustituibles en el proceso educativo de la educación superior, me permito comenzar tratando de comprender lo que los jóvenes realmente quieren y necesitan de manera individual, y no sólo colectivamente.

Los jóvenes instintivamente tienen la idea de que todo el mundo debería ser un agente de cambio, trabajan y se comprometen fuertemente con ello y eso lo reflejan en su propio deseo de tener un impacto trascendente en sus carreras, en sus vidas personales y en sus familias.

Nuestros programas deben estar en buena parte orientados en enseñarle al estudiante el cómo utilizar y fortalecer sus habilidades, principalmente sus soft skills de una manera más práctica, independientemente del título profesional por el que puedan inclinarse en un futuro.

Innumerables ejemplos de todo el mundo muestran que, contrariamente a la concepción popular, los jóvenes no están esperando a llegar una edad específica para comenzar a tener un impacto en el mundo como líderes. Con su sesgo instintivo por el cambio, su habilidad con la tecnología como nativos digitales, su mentalidad colaborativa y su compromiso con el progreso social, los estudiantes y los jóvenes profesionales son «agentes de cambio» naturales.

Los jóvenes también constituyen un grupo importante en la sociedad de consumo y los hábitos que adquieren hoy tendrán repercusiones notables en las pautas de consumo futuras. Existe en los jóvenes el potencial para impulsar el desarrollo sostenible de manera más amplia y urgente.

Con este preámbulo me permito comentar sobre el gran compromiso que tenemos como docentes de cambio para acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador, a crear un mundo justo y bueno, con una invitación a seguir despertando, a “abrir los ojos frente a nosotros mismos” y no se trata de una obligación, ni deber, sino que es lo que los docentes elegimos, deseamos, queremos.

Debemos trabajar con gran compromiso para encontrar empatía, claridad, fuerza y espíritu en los jóvenes.

Esto implica construirnos como personas libres: libres de nuestros miedos, de nuestras ataduras, de nuestros condicionamientos, de nuestros intereses personales, y libres también de la angustia que nos da la incertidumbre”.

Hoy nos urgen personas que, sin odio y sin miedo, marquen el camino. Que construyan el futuro y den la batalla por los valores que nos inspiran: el amor, la solidaridad, la honestidad, la sobriedad, la gratuidad, la justicia y todo aquello que nos lleve a la trascendencia.

Espero que con esto nos pongamos al día en nuestro mutuo compromiso. Saber discernir, acompañar a los jóvenes a crear el futuro, cuidar la casa y hacer que esta casa sea de todos. Parece fácil, pero cada día se pone más difícil, pero en la dificultad se destapa la innovación que permite saltar los obstáculos diarios.
Nuestros jóvenes deben tener la certeza y, sobre todo, la confianza de que lo que adquieran en su camino de experiencias en esta Universidad, los convertirán en creadores de futuro”.

Porque los jóvenes tienen el potencial de cambiarlo todo, son emprendedores y creativos, la manera en que piensan y enfrentan los problemas es distinta, es incluyente, colectiva y participativa.

Queridos y estimados docentes renueven el espíritu que los hace fuertes. Reconózcanse a sí mismos como creadores, como generadores del cambio. Lo que ustedes tienen y son no lo tienen todos.

Por eso la urgencia de que pongan en el espacio universitario el espíritu de la igualdad y de la justicia, lo necesitamos todos, proyecten su impaciencia y rebeldía hacia el cambio y hacia el futuro. Ese viaje los hará mejores, los hará libres. Y nos hará mejores a todos.